Los Beatles y yo. Música y de todo un poco.

domingo, 29 de marzo de 2015

Mrs. Vandebilt

Creo que ya he contado en alguna ocasión que tras la ruptura de los Beatles no quería saber nada sobre la carrera musical de los ex integrantes del grupo. No tenía nada en contra de ellos, era simplemente que no me interesaban. Habían formado parte de la banda más importante del planeta, así que por qué sus trabajos en solitario iban a ser más interesantes que lo que habian hecho hasta ese momento. Y me pasó con el disco que traigo hoy lo mismo que con el de Sweet del que hablé hace unas semanas: arrestado y cara a la pared ¿Qué es eso Pablito de dejar a los Beatles e irte con otros de marcha? Y sin pedir permiso. Pero no había nada personal por mi parte. Más que nada porque cuando empiezo a tener uso de razón los chicos llevaban separados una temporada bastante larga. Supongo que fueron las cosas del niño que era en aquel momento. Y tengamos en cuenta que en esta época, los setenta, amén de jovencito todavía empezaba a desentrañar los discos de los Beatles. Así que no había espacio para tontunas por muy ex beatles que fueran.
Pero el tiempo y las ganas de escuchar otras cosas (y de darles una oportunidad) me llevaron un buen día a ponerlo en el plato y empecé a descubrir a Paul McCartney. Con este sencillo, y así de sencillo. Y sí, probablemente no sean de sus mejores canciones pero no dejan de ser interesantes y a mí me gustan. Lo curioso es que este single me debería haber llevado al lp en que fue editado: Band on the run. Pero no. El siguiente disco de Macca, ya un lp, que cayó en mis manos fue Ram. Impresionante. Y cuando, por fín, tuve en mis manos el Band on the run aluciné. Así que cada vez que veo este disquito, con sus dos cancioncillas no puedo evitar sonreir.
Mrs. Vandebilt    Bluebird

miércoles, 25 de marzo de 2015

The New Vaudeville Band

No es la primera vez, ni será la última, en que nos encontremos con que una canción consigue un gran éxito sin que haya una banda real detrás. Esto es lo que pasó en 1966 cuando el tema Winchester Cathedral llegó al número uno en EEUU y al dos en Reino Unido. También en España alcanzó el primer puesto en las listas.
La canción fue compuesta por Geoff Stephens ayudado por músicos de sesión y fue lanzada bajo el nombre de The New Vaudeville Band. El problema vino cuando se le pidió al autor que girase para presentar su éxito, por lo que se vio obligado a montar una banda en la que ninguno de los miembros tenía nada que ver con la grabación original pero que, aún así, defendieron con éxito.
La portada Beatle al estilo Carnaby Street
La gracia de la canción, del estilo musical y de su imagen radicaba en retomar la música de los años veinte y del vodevil. Además, todas esas gracias encajaban bastante bien con el swinging London, la moda de Carnaby Street, etc. Y así duraron un tiempo llegando a sacar un par de discos con algunos temas que conseguirían entrar decentemente en las listas. Pero la gracia se terminó pronto, quizás porque el estilo se quemó antes de lo esperado o porque no daba para más, así que el grupo se disolvió sin conseguir repetir la hazaña de Winchester Cathedral.

Pero Geoff Stephens no fue el único con gusto por la música de los locos años veinte. A Paul McCartney también le tiraban mucho los sonidos del music hall. No en vano toda esa música había sonado durante la infancia del beatle por culpa de su padre. Este había tenido su propia banda en su juventud y posteriormente solía tocar con regularidad en su casa, influyendo directamente sobre su hijo. La primera muestra de dicha influencia quedó patente en When I'm Sixty four, publicada en el Sgt.Pepper pero creada por Macca siendo jovencito. Y la segunda, que apareció en el doble disco blanco y acentuando más si cabe el estilo vodevil, es Honey Pie, que hasta en su inicio recrea el sonido sucio de un gramófono. Al final todo vuelve.

sábado, 14 de marzo de 2015

Una década espiritual

Estando ya cerca una de las fechas religiosas más destacadas del año me ha dado por pensar sobre cierta música que tuvo bastante repercusión en los setenta.
Uno de las aspectos que supuestamente caracterizó a dicha década, y que se había ido fraguando a finales de la anterior, fue la búsqueda de una espiritualidad o misticismo. Porque si no ¿cómo es posible encontrar tanta musiquita de índole religioso en un período de tiempo tan concreto?
Pero ¿qué pasó en dicho decenio para que a mucha gente le diese por buscar "otra cosa"? Hagamos una pequeña valoración.
Los sesenta habían sido realmente espléndidos. Habían supuesto una revolución difícilmente superable en muchos campos. Y también en el terreno espiritual, como es el descubrimiento de las creencias orientales. Así mismo muchos jóvenes creyeron que se podía cambiar el mundo; conseguir la abolición del racismo, la liberación de la mujer y su equiparación con el hombre, la contracultura y el movimiento hippie; y que todo ello unido a la entrada en la edad de acuario traerían cambios de relevancia a nivel mundial... (fumar o no fumar, esa es la cuestión). Pero la década terminó, nada cambió y sin embargo muchos problemas se agravaron. Líderes del pacifismo fueron asesinados, como Luther King; países que se rebelaron contra la opresión son aplastados como Checoslovaquia y su primavera de Praga, media América Latina a tortas, la guerra de Vietnam, el Mayo francés, la tragedia de Biafra, tensión entre URSS y China, el de aquí que está para irse pero se resiste...
Así que dejamos una década con todo lo que pudo haber sido y no fue (aunque hubo mucho y bueno), y entramos en la siguiente con cierto aire de resignación, melancolía, negatividad...

Quizás motivado por todo esto y/o por cuestiones más personales, nos encontramos con personajes famosos que aún tratarían de cambiar metalidades, a los que no les importa mostrar sus creencias místicas o filosóficas como centro para conseguir que la gente vea más allá del mundo material que habitamos. Sin duda uno de los más conocidos fue George Harrison, quien a través (sobre todo) de uno de sus grandes éxitos demostró que se podía hablar de Dios, sea cual sea la religión, usando la música pop para abrir los ojos a la gente. Y luego lo continuó en otros discos.

Ya un poco antes su amigo Billy Preston había intentado lo mismo a través de su disco That's the way God planned it; aunque en este caso, Preston había crecido escuchando y cantando espirituales, lo cual supongo que hace mucho.
Pero no son los únicos. También tenemos a Norman Greenbaum que publica el tema Spirit in The Sky, igualmente de corte cristiano, y que llegaría al éxito en medio mundo.
Y es curioso que estas canciones fueron grandes éxitos, lo cual sería como decir que a la gente de la calle le gustaban y que estaban abiertas a cosas más profundas.

Todo esto se produce entre 1969 y 1970. Pero hay más. Aparece un disco conceptual de opera-rock, Jesucristo Superstar, basado en los últimos días de Jesús y que luego se llevaría al teatro y el cine. El éxito es arrollador, y hasta en España se llevó a los escenarios con Camilo Sesto como prota, y traducido al español.
En 1971, y de manera similar a la anterior pero basada en el evangelio de San Mateo, se estrena en el teatro la obra Godspell. En 1973 llega al cine y al año siguiente se adapta al español debutando en el Marquina.
En 1972 Elvis Presley saca un disco de gospel, el segundo de su carrera. Como no podía ser de otra forma de nuevo arrasa en ventas. ¿Sería por él o por la temática?

Terminando la década el gran Bob Dylan ve la Luz y no va a ser menos que todos los anteriores. Sacó una serie de discos de índole cristiano en un intento de demostrarnos y adoctrinarnos en su nueva fe; el primero de ellos, Slow Train Coming, en 1979. De algo de ese disco ya hablé en otra entrada.
Para terminar, y ya que había mencionado a George Harrison al principio y que fue él quién financió esta última película que voy a citar, traigo a colación una broma, una inmensa broma: La vida de Brian, de 1979. Aunque, en este caso, no creo que sus autores necesitasen mucha ayuda en la inspiración que les llevó a rodar semejante película pero como el tema es el que es he decidido incluirlo. Y aunque sea una gansada no deja de tener su moraleja:


"En la vida hay algunas cosas malas

Que pueden traerte de cabeza

Otras solamente te hacen jurar y perjurar.

Cuando estés royendo el hueso de la vida
No te quejes, da un silbido
Y eso ayudará a que las cosas cambien a mejor...

Y... mira siempre el lado bueno de la vida...
Mira siempre el lado bueno de la vida..."


Resumiendo. En los setenta hubo mucho descubrimiento o redescubrimiento de esa "otra cosa" pero creo que no sirvió para mucho, o a muchos. Porque al final todo quedó en algo comercial, muy bonito y con buen sabor de boca. Pasajero. Y ya está. Y todo pese a ser un momento realmente duro a nivel mundial. El porqué no trascendió a más, pese a tanto empuje, es algo que no me explico. Será que realmente necesitamos algo más de ayuda para tratar de cambiar las cosas porque, la verdad sea dicha, a día de hoy seguimos igual.