Este mánager comenzó con Tommy Steele en el año 1956. Steele (Thomas Hicks) ya llevaba tiempo actuando pero es con Parnes cuando despunta como vocalista al estilo de Elvis. Y similar a Steele, va adoptando a todos los cantantes que le parecen adecuados para ganarse a los adolescentes británicos, a prácticamente todos les cambia su nombre original por otro de guerra y todos con apodos o apellidos, cuando menos, sorprendentes. McCartney bromeaba en la Antología sobre los nombres que les endosaba:
-Vince Eager (entusiasta o complaciente)
-Dickie Pride (orgulloso, arrogante)
-Johnny Gentle (tierno, dulce)
-Billy Fury (furor)
-Georgie Fame (fama)
Y hubo alguno más. A casi todos sus discípulos les cambió el nombre. La verdad es que era una práctica muy extendida en los sesenta, y comprensible en aquellos casos en que dichos nombres eran raros, difíciles de pronunciar o directamente feos. Aunque luego aparecieron otros artistas con nombres llamativos como Engelbert Humperdink, también impuesto o recomendado por su manager Gordon Mills. Pero de este señor no os voy a poner enlace porque su canción Release me no permitió que el sencillo de los Beatles Penny

En cualquier caso, y volviendo al tema, nuestro amigo Larry Parnes fue un tipo curioso y también avispado, ya que el solito manejó casi a su antojo la escena musical del momento.
Para terminar os dejo de nuevo con Guille Furia y una foto de un servidor, alias Fer Nifty, en el Albert Dock de Liverpool de donde nuestro amigo era originario. Como los Fab Four.
Aclaro que Fer Nifty todavía no ha sacado ningún sencillo de éxito.
No hablaremos de Engelbert Humperdink (cómo se les ocurriría este nombre), no solo por lo que mencionas, sino además porque Thomas John Woodward (Tome Jones) fue mucho mejor
ResponderEliminarDonde esté el galés que se quite el Engelberto.
EliminarInteresantísima entrada, Fer.
ResponderEliminarMe encanta haber visto tu cara. Siempre me produce una sensación compleja (divertida y sorprendente al tiempo) el ver la foto de alguien con quien ya he intimado ordenador por medio. Pero me ha encantado. Tu cara te pega, sí señor.
Ya sólo quedo yo, ¿no?
Muy amables tus palabras. Lo de que mi cara me pega me ha hecho gracia. Le preguntaré a César sobre las posibles conexiones psicológicas (o psiquiátricas) entre mi cara y mis diversas expresiones en nuestros blogs, más que nada por si he de corregir algo que se me vea demasiado. Un placer.
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