Supongo que para unos músicos con unos cuantos discos a sus espaldas, que habían firmado algunos de los éxitos más importantes del pop español de los ochenta, y ser recordados por el público en general, casi únicamente, por su disco de despedida debe causar cierta tristeza, perplejidad, extrañeza o yo que sé.
Es lo que pasó con Nacha Pop. Y es verdad que eran conocidos, que sus canciones se escuchaban en la radio, que la crítica alababa sus letras y melodías... Pero que tu mayor pelotazo sea un disco en directo, Nacha Pop 80-88, con el que dices adiós es para que se te quede cara de nabo pensando en lo que podría haber venido después y que se quedó en el aire. Es verdad que las principales figuras del grupo, Nacho García Vega y Antonio Vega (primos por cierto), ya empezaban a estar un poquito hartos el uno del otro. Supongo que lo normal para estos casos.
Pese a todo, gran disco el que dejaron estos chicos como despedida. Con una gran colección de canciones, un buen sonido, potente por momentos, y mostrando una gran complicidad con el público asistente.
Si tomamos precisamente ese disco y nos molestamos en ver el cancionero que lo conforma, descubriremos que de su disco de debut hay nada menos que cinco temas. Cinco canciones conocidas que nos hacen caer en la cuenta del inicio arrollador con el que comenzaron, y, pese a ello, casi es un disco que mucha gente desconoce. A muchos les preguntas algo tan simple como cómo es la portada de este disco y no tienen ni la menor idea. Pero este disco es un clásico en sí mismo. Y eso es porque tiene entre sus surcos La Chica de Ayer, clásico entre los clásicos del pop español. Pero no solo eso. Marca el estilo que Nacha Pop va a desarrollar a lo largo de sus ocho años de historia. Su sonido toma mucho de la nueva ola inglesa; dos compositores totalmente opuestos pero complementarios; letras complejas, muy poéticas (sobre todo las de Antonio) pero al mismo tiempo muy bien construidas. En fin, un grupo bien armado.
Así que decir que este disco es importante solo por La chica de Ayer es quedarse corto. Si, además, lo acompañas de algunas canciones que ya hubiesen querido más de uno para sí mismo rematas la jugada. Y ahí nos encontramos Antes de Que Salga el Sol, Sol Del Caribe, Nadie puede Parar, Déjame Algo... La verdad es que este disco, pese a tener la friolera de treinta y cinco añitos, ha envejecido bastante bien; es muy gustoso de escuchar.
Mágico, realmente, ese disco.
ResponderEliminarTal cual, amigo Swann.
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