George siempre había fantaseado con eso de viajar en el tiempo. Con poder mirar aunque solo fuese a través de una agujerito y admirar un poco de lo que le esperaba más adelante. Sería curioso poder conocerse a sí mismo; o que uno mismo se contase lo que estaba viviendo; o poder ver con tu yo del futuro las mismas cosas al mismo tiempo; o... ¡joder, qué fumada!... Pero estaría bien, en cualquier caso.
Con estas absurdas ideas cayó sobre la cama. Supongo que el ácido que se había tomado estaba haciendo efecto, y sintió como el colchón lo abrazaba como si fuera a hacerlo desaparecer, casi como una vuelta al útero ¡Qué increible sensación! ¡Qué bienestar!
Y siguió con su historia mientras todo desaparecía a su alrededor, con el encuentro consigo mismo y su experiencia lisérgica...
¡Madre mía, qué artista!
ResponderEliminarEres un cachondo, pero muchas gracias.
EliminarLo he dicho totalmente en serio.
EliminarVale, la próxima vez las cervezas corren por mi cuenta. Muchas gracias.
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