Hasta hace unos cuantos años era un usuario total de la radio. No es que ahora no lo sea pero desde que tengo uso de razón me he acostado y levantado de la cama con un pequeño transistor y se me iban las horas escuchando cualquier programa que me produjese la más mínima atracción. Mis amaneceres generalmente iban de la mano de la Saga de los Porretas y algunas noticias de interés local. De las tardes qué decir, entre deberes y meriendas prestaba mas atención a los programas de música, aquella maravillosa fm que te traía todo tipo de novedades, sobre todo Radio3. Pero cuando se me pasaban las horas muertas era por la noche. Me enganchaba a programas variaditos tipo Turno de noche, que lo mismo te hablaban de historia, de música (otra vez) que de fenómenos parasicológicos, o de cosas que te hacían partirte de risa en ciertos momentos, cosa por cierto que a altas horas de la madrugada no hacía muy feliz a algunos, con razón.
Realizado mi pequeño y particular homenaje a la radio, en uno de estos programas, si no es en este último que he citado, descubrí a un grupo cómico-musical o viceversa. Los escuché unas cuantas veces y mi curiosidad por ellos fue en aumento con los años, hasta que descubrí su nombre y pude poco a poco con los años ir viendo todo lo que habían grabado en cedé y deuvedé. Hablo de Les Luthiers. Que yo les conociese tarde no significa que estos señores no llevaran trabajando en el asunto desde finales de los sesenta. Ahí es nada. Este grupo argentino cuenta en sus filas con virtuosos músicos y tienen en su haber la creación de todo tipo de instrumentos de factura propia que tocan en el escenario al tiempo que desarrollan un espectáculo cómico en el que demuestran esa destreza musical, instrumentos como el contrachirratone de gamba o el tubófono silicónico cromático. Aunque su punto de partida suele ser la música clásica se enfrentan a todo tipo de estilos musicales, antiguos y modernos, madrigales, arias, boleros, baladas, y hasta monólogos. Aquí puedes ver algunos de sus instrumentos mas emblemáticos en esta obra instrumental de los años setenta, sobre todo a partir del minuto 1:15.
Así que con Bromato de armonio hacen muchas gracias de nada.
Adorables. Recuerdo exactamente el día que los descubrí: el 14 de julio de 1983. Yo había ido desde mi Zafra natal a Sevilla (140 km.) para ver un concierto de Miguel Ríos (con Leño y una jovencísima Luz Casal) de su gira "El rock de una noche de verano". Mientras esperaba en casa de una tía mía que allí vivía para la hora del concierto, alguien puso una cassette de este grupo; recuerdo que era la historia de don Rodrigo el adelantado, sobre un descubridor que recorre toda Sudamérica y, efectivamente, Les Luthiers hacen gala de sus conocimientos musicales y, allí por donde pasaba don Rodrigo, tocaban alguna canción del folklore patrio.
ResponderEliminarMuchos años después de esto (hará 5 o 6), fui a verlos al Estadio Olímpico de Sevilla. El sonido era pésimo, la visibilidad escasa. El griterío y follón que se armó les obligó a cortar el espectáculo y reiniciarlo más tarde. Mal recuerdo. Tal vez, no sean un grupo de estadios y sí de teatros. ¿Os sueno esto último de algo, amigos beatleros?
Yo soy D. Rodrigo y mi honra está en juego y de aquí no me muevo. Hilarantes. Y efectivamente son para teatro porque si no se pierden la mitad de las frases y hay que estar muy atento porque todo son dobles significados o comentarios muy sutiles.
EliminarYo era renuente y mi mujer insistía. Hasta que una histórica noche de noviembre de 2000 fuimos a verlos al Auditorio de la Castellana... Impresionante. Qué descubrimiento. Humor inteligente a más no poder. Cuántas veces traigo a colación algunas de sus frases.
ResponderEliminarEs lo que tienen, música y humor inteligente. Como decían ellos: pasaremos de hacer un monólogo a hacer un biólogo. ¡Es que me parto!
EliminarLenin y McCartney...
ResponderEliminarja ja ja ja ja y seguiría...
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