Creo que hay muchas cosas en esta vida que me hacen "simple y llanamente" ser feliz. No es necesario recurrir a cuestiones filosóficas o de gran enjundia. Las más de las veces nos encontramos yendo de un lugar a otro a toda prisa, sin tiempo para detenernos un solo momento. Para mirar alrededor y percatarnos de lo que realmente se cuece a nuestro lado y de cuantas cosas nos perdemos por "simple y llanamente" no pararnos a mirar.
Me podría poner pedante y decir aquello de que la belleza de la vida está en las cosas pequeñas, pero es que es verdad. O sea que se encuentra en lo que no nos fijamos. Y es mucho lo que se queda atrás sin ni siquiera haberle echado un vistazo. Una pena. Pero es lo que hay.
Así que yo puedo decir que soy un privilegiado. Y puedo decirlo a ciencia cierta porque son muchas las cosas de las que puede presumir que me hacen feliz, y muchas de ellas son como Aquellas pequeñas cosas que cantaba Serrat. Aunque hay algunas de ellas que me pierdo porque no se pude estar en todo, así como también las hay no deseadas, pero eso no toca hoy. Hoy es de esos días en los que puedo pararme, pararme y admirar lo que hay alrededor. Y entre esas cosas que a uno le hacen feliz es poder asomarme a la terraza de mi casa y tener la oportunidad de admirar cielos como estos. Una gozada creo yo. Y no es necesario más. Pararse a mirar tiene estas cosas. Estas cosas que son aquellas pequeñas cosas.
Esta entrada es el resultado de un año durante el cual he fotografiado casi 200 atardeceres. Seguro que las vistas que puedan tener otras personas serán espectaculares, así como igualmente las fotografías obtenidas podrían ser mejores. Pero esto para mí es más que suficiente.
Esta entrada es el resultado de un año durante el cual he fotografiado casi 200 atardeceres. Seguro que las vistas que puedan tener otras personas serán espectaculares, así como igualmente las fotografías obtenidas podrían ser mejores. Pero esto para mí es más que suficiente.
Qué bonito, Fer. Me ha recordado a ese relato de Paul Auster de uno que hace una foto todos los días a la misma hora desde la puerta de su tienda. Es ese amor por el detalle, que comparto.. La vida está ahí, como expones hermosamente.
ResponderEliminarMuchas gracias Miguel por tus palabras. Muchas veces los árboles no nos dejan ver el bosque y las más de las veces ni unos ni otro nos permiten ver la vida que aflora bajo ellos. Por cierto, no he leido nada de Paul Auster, aunque como dijo aquella señorita hace tiempo, le sigo mucho. Si fuese tan amable de decirme el título me gustaría leerlo. Gracias mil.
EliminarEs el "Cuento de navidad de Auggie Wren", que está en "Smoke and blue in the face".
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