En una familia en la que había cuatro chicos era normal que los tebeos primero y los cómics después estuviesen casi por todas partes. A finales de los setenta y primeros ochenta aparece en España el llamado cómic de adulto, denominado así no solo porque pudiesen aparecer escenas subidas de tono, sino también por los argumentos, comentarios groseros o acalorados, crítica social, etc. Así, ante mis ojos pasan revistas como Tótem, Cairo, Víbora, y la que hoy nos ocupa, Zona 84. Al margen de otras cuestiones que no vamos a entrar a valorar aquí, lo impactante de estos cómics eran su aspecto visual y sus historias. Era todo muy novedoso, muy atractivo, totalmente distinto al dibujo que se había realizado hasta entonces.
De entre todos esas revistas, casi todas de aparición mensual, me gustaba especialmente 1984, publicación americana que tiene su prima en España, que cogerá mucho del contenido de la primera hasta que se van haciendo sitio los dibujantes españoles. El título provenía de la novela de George Orwell, de la que por cierto diremos que seguro de los muchos seguidores de ese deplorable programa llamado Gran Hermano ni siquiera conocen, pero es lo que hay. El fondo de muchas de estas publicaciones en general era la ciencia ficción, el mundo imaginario, etc... o sea, mi mundo. Cuando ya empiezo a tener algo de dinerillo suelto y no me lo he gastado en discos (puñeteros Beatles) voy comprando algún cómic que otro. Comienzan mis paseos mensuales al quiosco del Cano en busca de aventuras intergalácticas, y de 1984 paso a Zona 84. La revista es la misma pero cambia el nombre por unas cuestiones muy obvias, por un lado el año en cuestión ya está cerca y para los futuristas la cosa no queda bien, y por otro los herederos de Orwell dicen que qué pasa con el titulito. De esta guisa me encuentro con más de ochenta páginas en formato revista, mezclando el dibujo a todo color con blanco y negro, y unas historias en las que perderse durante unas horas... y durante unos años. Un lujo para los sentidos.
Tu serias feliz en Bélgica. Yo tambien me crié con los tebeos (TBO, Tío Vivo, Mortadelos, Pulgarcito, etc.) para pasar a Axterix, Capitán Trueno, Spiderman y Conan el bárbaro. Hasta qué migré un año a Bélgica y descubrí el país del cómic. Allí es una cosa muy sería. Yo como adoro el chocolate, la cerveza y los cómics creí haber encontrado mi lugar en el mundo...pero no. Eso si, echo de menos esas librerías de Bruselas sólo con cómics y novelas gráficas.
ResponderEliminar¿Chocolate, cerveza, cómics? Creo que somos almas gemelas César. Tuve la suerte de conocer un poquito de Bélgica en unas vacaciones de verano y, afortunadamente, con buen tiempo, así como de probar ese increible chocolate que hacen estos jodíos. Pero para vivir creo que prefiero estos pagos, el sol de aquí calienta más. Y ya tenía en mente una entrada dedicada al genial Hergé, no tardando.
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